Analizando a los nuevos: Óscar Díaz

Cuando apenas empiezas a convertirte en adulto, pareces buen jugador, las cosas te salen bien y juegas en el real madrid es dificil no pensar que ya lo tienes todo hecho para ser una estrella. Te paseas por los campos de equipos de barrio, goleando a cuanto equipo se ponga enfrente y disfrutando junto con tus compañeros de vestir la zamarra blanca y portar sobre el pecho el escudo madridista, y algunos aficionados y ojeadores empiezan a hablar de ti... En ese punto es facil despegar los pies del suelo, creerte una estrellita antes siquiera de haber firmado un contrato profesional y soñar con ser el nuevo Zidane. Como afrontas ese momento de tu carrera como futbolista es lo que definirá tu futuro y solo tienes dos opciones y una elección nada fácil: puedes trabajar duro, intentar mejorar cada día y absorver conocimientos, o por contra puedes pensar que el esfuerzo es para los infradotados, que tu no necesitas correr como un Gatusso de tres al cuarto y que con tu calidad y tu ego te sobra.

Desgraciadamente para él, parece que nuestro protagonista optó por el segundo camino. Óscar Díaz Gonzalez nació en Madrid hace apenas 24 años. Surgido de la cantera del Real Madrid, con 22 años, y tras no haber tenido demasiadas oportunidades en el filial Madridista (apenas 15 partidos, 7 de ellos como titular), quedó libre y fichó por el Elche, equipo militante en primera división. En las dos temporadas que jugó en el equipo Ilicitano su suerte fué dispar, la primera campaña disputó 20 partidos de titular de un total de 25 jugados, no eran pocos partidos para un jugador de 22 años que apenas se estrenaba en la división de plata, pero en la segunda una desgraciada lesión en pretemporada ante el Benidorm, fractura del quinto metararsianodel pié derecho (además de una forma bastante curiosa: se olvidó las botas de tacos de aluminio en el hotel, y por miedo de que su tecnico David Vidal le abroncase por resbalarse, le pidió prestadas unas a un rival) no le permitió disputar más de 15 partidos, partiendo de inicio sólo en 2 de ellos.
Este verano, con tal de darle un giro a su carrera, Óscar desechó la oferta de renovación del equipo alicantino, y pese a tener propuestas de equipos como Osasuna o Deportivo de la Coruña, decidió fichar por el mallorca. Sin duda ha arriesgado Nando Pons fichando a este chico para hacer olvidar a Jonás Gutierrez, pese a haber venido libre y sin necesidad de pagar traspaso, la sombra del argentino es alargada, y el Madrileño va a necesitar mucha motivación y esfuerzo para triunfar en la isla.
Nos encontramos ante un jugador veloz y de técnica depurada, cuya posición preferida y natural es la de mediapunta por el centro, también logra encontrarse cómodo jugando por ambas bandas. Y debido a que tanto la zona central como la banda izquierda parecen encontrarse bastante bien cubiertas, todo hace indicar que nuestro protagonista ocupará el costado derecho disputandose la titularidad con Varela. Más le vale a Óscar esforzarse en cada entrenamiento para convencer a Manzano de que merece jugar con la camisola roja, porque ya esta temporada pasada, Fernando Varela acabó siendo el titular y disputó nada menos que 30 partidos anotando nada menos que media docena de goles, datos nada desdeñables para un jugador que fichamos como lateral y reconvertimos a interior.

¿Que podemos esperar de Óscar Díaz? A tenor de lo que cuentan los que le han visto jugar, el ex del Elche no es un jugador muy dado al esfuerzo defensivo, sino más bien al juego de ataque puro y lo que unido a una clase y técnica exquisitas, le convierten en un jugador bastante individualista, más dedicado al lucimiento personal que a la busqueda del beneficio colectivo. No es un dato nada alagüeño el hecho de que en tres temporadas solo haya marcado 7 goles, ya que parece que esta temporada vamos a necesitar la aportación goleadora de los centrocampistas para conseguir nuestros objetivos.

Espero equivocarme, pero creo que tenemos ante nosotros al nuevo Jordi Lopez, un jugador que promete, con buenas condiciones, pero que destila desdén por los cuatro costados.